dijous, 23 d’abril del 2009

Tres cuartos de hora

Son las siete de la tarde de un día cualquiera. Hace calor aquí dentro, mi habitación está irreconocible. Yo estoy irreconocible. Hay tantas cosas que me gustaría decir...

Cierro la luz y mi alma se consume. Los ojos están rojos, mis gafas se empañan, me siento en la cama con las piernas cruzadas y mi espalda contra la pared. La cabeza me va a estallar. Necesito sacar los 36º de temperatura. Necesito que se vayan... 

Como yo, seguro que hay otra persona, en alguna parte, sola, sentada en la cama y más o menos con el mismo sentimiento. Estamos escondidos, pero yo se donde estas. Tan solo quiero decirte que las cosas no son lo que parecen. Sólo hay que saber mirar y descubrirlo a tiempo. Aunque a veces el barco se hunde y te quedaste encerrado en el ascensor.

Nunca sabemos cuanto tiempo nos queda ni que sucederá mañana. Posiblemente si lo supiera no estaría aquí. Hay que saber estar en el lugar y el momento adecuado, y eso sólo depende de la suerte. 

Una cabeza que piensa es una bomba de relojería. La mente te controla la vida. Te hace sentirte subnormal y al mismo tiempo extraordinario. Si nos miramos en el espejo que vemos? Un cuerpo, más o menos agraciado y una conciencia. Esa conciencia que camina, que te habla, que te atormenta, te encierra en el ascensor y que incluso puede provocarte la muerte mental.

Hoy es el dia del libro, en cataluña se regalan rosas y se compran libros. A mi me van a publicar uno de aquí poco, sólo os puedo adelantar algunas líneas...

Me llamo Laia Pascual y soy una cebolla. No se cuanto tiempo llevo aquí ni cuantos años tengo. Sólo se que me compraron hace tiempo y me dejaron al fondo del cajón de la nevera. Alguna vez me acompaña algún tomate o zanahoria, pero se los llevan pronto. Estoy encerrada en cuatro paredes de plástico y sólo veo la luz 5 o 6 veces al día. Por consiguiente duermo la mayoría del tiempo. Me llegaron rumores que hoy me sacan de aquí. Van a hacer una sopa de verduras y estoy invitada a la fiesta. Me dijeron que me quitan la ropa y me dan un baño frío. Después me pasarán a otro lugar con más gente y creo que me dejarán en remojo hasta que me ablande. No se si estoy preparada para salir de aquí, no conozco el exterior y me da miedo. 



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